Turismo de Uruguay        
           
                 

 

 

 

 

 

 

En el  puerto de  Montevideo  puede verse un monumento con el ancla del acorazado alemán "Graf Spee", protagonista del enfrentamiento bélico conocido como "La Batalla del Río de la Plata", durante la Segunda Guerra Mundial.

A fines de 1939, el "Graf Spee" fue sorprendido por tres navios de la escuadra británica, frente a las costas de Punta del Este (y allí están ahora sus anclas).Tras la cruenta batalla, el acorazado pidió refugio en Montevideo, donde desembarcó a sus heridos y enterró a sus muertos. Se le concedieron setenta y dos horas para efectuar reparaciones. Cumplido el plazo, el 17 de diciembre, el "Graf Spee" salió del puerto y ante el asombro de la multitud que le observaba partir, por decisión de su capitán, el acorazado alemán fue volado y hundido frente al cerro de Montevideo.

 

 

 

 

 

EL TRABAJO Y LA FE

 

Por su labor evangelizadora y cultura, y sobre todo, por su forma pacífica de organizar el trabajo indígena, los jesuítas fueron protagonistas fundamentales de la historia americana.

A pocos kilómetros de la ciudad de Colonia, la "Estancia de las Vacas" - como se le llamaba entonces – abarcaba unas ciento cuarenta mil hectáreas, y era propiedad de la comunidad jesuíta. Allí se practicaban la ganadería y a partir de 1741, se instaló una fábrica de cal,  ladrillos y tejas, así como también se comenzó con el cultivo de árboles frutales y viñedos.

En 1767, tras la expulsión de la Orden del continente americano, el establecimiento pasó a la administración española siendo encargado de éste don Juan de San Martín, padre del procer argentino general José de San Martín.

Diez años después fue entregada a la Hermandad de la Caridad de Buenos Aires, para sostén del asilo de huérfanas y de allí su nombre actual de Estancia y Calera de las Huérfanas. De las antiguas construcciones queda en pie la capilla, actualmente en proceso de restauración, así como los hornos de cal; y mediante una exitosa campaña arqueológica, se ha recuperado toda la planta del antiguo casco.

 

 

 

 

La impronta inglesa es particularmente intensa en el departamento de Río Negro. En la región que vio nacer las grandes razas ganaderas que dieron fama a las carnes uruguayas, muchos estancieros pioneros llevaban apellidos ingleses. Responsables de los primeros ejemplares de selección, también lo fueron de los emprendimientos iniciales de la industria frigorífica. En 1864, sobre un antiguo saladero se instaló una fábrica de extracto de carne, según la fórmula del químico alemán J.V. Liebig. De allí salieron las exportaciones con destino al Viejo Mundo, que alcanzaron sus picos máximos durante las grandes Guerras Mundiales del siglo XX y dieron renombre internacional a Fray Bentos.

La sede de ese antiguo frigorífico, llamado "Anglo" desde 1924, al incorporarse capitales británicos, alberga hoy el Primer Museo Nacional de la Revolución Industrial.

 

 

 

 

De arte y de historia a cada paso. Meca de estudiosos de la arquitectura, la capital uruguaya conserva ejemplos de diferentes épocas, estilos y corrientes de este arte mayor, que difícilmente se ven en otros sitios. Ciudad-jardín abierta y arbolada, donde aun existe el perfume de las flores, Montevideo. cuenta también con importantes museos de artes plásticas, como el Nacional de Artes Visuales en el Parque Rodó, o el dedicado a Torres García en plena Ciudad Vieja. Entre la variada gama de museos históricos, es importante señalar, entre otros, el Museo del Gaucho y museos vivos, como el Estadio Centenario, sede de la Ia Copa del Mundo, en 1930, hoy declarado Monumento del Fútbol Mundial por la F.I.F.A..

La ciudad ofrece una variada oferta gastronómica y lugares de encuentro; sitios para escuchar toda la música, desde el tango al candombe, desde la salsa al rock...

Montevideo es ciudad de buen teatro, que no conoce el receso estival. Su carnaval –cuarenta noches de febrero a marzo-, es el más largo del mundo. Allí sobran la alegría y el humor de "la murga", mezcla de música, coreografía, llamativo vestuario y sátira política. Junto a la "murga", las "Llamadas", desfile de comparsas "lubolas" plenas de ritmo y color, que traen hasta nuestros días, en sus movimientos y sus tamboriles, la herencia de la música africana nacida de los esclavos, hace más de doscientos años.

 

 

Durante las viejas luchas imperiales entre España y Portugal, varios puntos del territorio uruguayo fueron disputados arduamente por aquellas potencias. Dos de los más destacados testigos de estos enfrentamientos se encuentran al sureste del país, viajando por la ruta 9, en el departamento de Rocha.

Como centinelas en el camino que llevaba a la frontera, se levantan el Fuerte de San Miguel y la Fortaleza de Santa Teresa, construcciones militares que el visitante no debe dejar de conocer. El primero es una verdadera joya de granito rosado, situado en la frontera con Brasil. Levantado en 1734 por los españoles, fue reconstruido tras su destrucción por los portugueses en 1737 y dos siglos más tarde, restaurado por la iniciativa pionera de Horacio Arredondo.

Unos kilómetros más al sur, rodeada del inmenso Parque Nacional de Santa Teresa, se levanta otra gran fortaleza. En este caso, la construcción fue comenzada por los portugueses en 1762 y finalizada por los españoles, que la tomaron por asalto en uno de los tantos enfrentamientos.

 

 

 

A mediados del siglo XIX, el joven estado uruguayo, incapaz de tomar a su cargo la infraestructura de rutas de la vasta campaña, contrató con particulares la construcción de un puente que contuviera los desbordes del Arroyo Chuy del Tacuarí, cercano a la ciudad de Meló, en el departamento de Cerro Largo.

Una familia vasca levantó entonces el puente con troneras de piedra que aún se conservan, a cambio del derecho de cobrar peaje (todavía existe la cadena que, tirada desde la casa, ponía freno a coches y caballos).

Los vascos construyeron junto al puente un albergue, pulpería y relevo de postas.

Rodeada de magnolias y glicinas, con su fogón de piedra conservado en excelente estado, es todavía un alto obligatorio para todo viajero.

 

 

 

 

En Atlántida, 45 kilómetros al este de Montevideo por la ruta Interbalnearia, el viajero se encuentra con un interesante museo que alberga poemas, fotos, películas únicas y objetos personales del famoso poeta chileno, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1971.

 

Aquí vivió, a comienzos de la década de 1950, los inicios de un apasionado romance con Matilde Urrutia, su gran amor. Hoy, el museo ofrece una nutrida agenda de conciertos, exposiciones y eventos culturales

 

 

 

 

Por la ruta 26, a 23 kilómetros al oeste de la ciudad de Tacuarembó y resguardados por la imponente Sierra de Tambores se esconden dos inapreciables tesoros del pasado: una antigua estación de trenes, que parece emerger desde el tupido monte que la enmarca; y frente a ella, el museo de Carlos Gardel, "El Mago", como le llaman en el Río de la Plata.

 

Gardel es el más grande intérprete de tango de todos los tiempos. Cientos de libros se han escrito acerca de la nacionalidad del cantor que triunfara en las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, la colección de fotos y documentos expuestos en esta casona de piedra es contundente y no dejan duda, Gardel es uruguayo, oriundo de Tacuarembó.

 

 

 

ENTRE DOS IMPERIOS

 

La "Banda Oriental", como se llamaba entonces esta región por su posición respecto al río Uruguay, era tierra de nadie en la difusa frontera de los dominios de España y Portugal.

Los lusitanos tomaron la iniciativa y en enero de i 600, el gobernador de Río de Janeiro, Maestre de Campo Manuel Lobo, ordenó la fundación de una ciudad fortificada en el actual emplazamiento de Colonia del Sacramento.

La proximidad de Buenos Aires, enclave central del Imperio Español en esta región, dio origen a una historia azarosa que duró un siglo. Dos veces fundada, sufrió varios sitios, tomas por asalto y cambios de dominio, hasta que finalmente se incorporó al territorio de Uruguay independiente.

El Barrio Histórico de Colonia de Sacramento, declarado por la UNESCO "Patrimonio Cultura! de la Humanidad" en 1995, es un privilegio que nos otorga d tiempo para revivir d pasado.

 

 

 

Hacia el oeste por la Rambla coloniense, se llega al Real de San Carlos.

Lugar donde estableciera sus campamentos sitiadores o "Real" en 1762 y 1777, don Pedro de Cevallos, bautizándolo así en honor a su rey, Carlos III de España.

 

A principios del siglo XX, el empresario naviero argentino Nicolás Mihanovich, evaluando el potencial turístico del lugar, tan cerca de Buenos Aires, decidió la construcción de un complejo que incluía muelle, hotel, casino, frontón de pelota y plaza de toros.