Turismo de Uruguay        
           
                 
     

 

 

 

 

La mayor ave sudamericana, cruza a grandes zancadas la pradera, donde tampoco faltará la perdiz chica y la martineta, cualquiera sea la región que se recorra.
 

 

 


Una buena parte de la oferta turística rural se concentra en establecimientos pequeños que elaboran productos artesanales.

Los más frecuentados son las granjas, chacras y quintas que combinan la cría de ganado lechero y pequeños animales, con la producción de quesos, miel, dulces y todo tipo de conservas

 

 

El visitante puede sumarse a estas tareas, mientras los niños dan de comer a las crías o se divierten en la zona de juegos. Allí puede apreciarse el creciente desarrollo de la agricultura orgánica, que da por resultado las excelentes frutas y hortalizas que se consumen localmente y se exportan.

 

En las grandes estancias también se destacan los productos artesanales. Si se prefiere, también hay grandes viñedos en el litoral y el sur del país. Una visita a esta región permitirá recorrer alguna de las muchas bodegas, seguir el proceso de elaboración y degustar los excelentes vinos uruguayos.
 

 


En Uruguay hay aproximadamente cien establecimientos para disfrutar del turismo rural. Para meterse en la piel del “Gaucho” por unos días y sentir la inmensa libertad de estas llanuras. Los accesos son buenos y las distancias relativamente cortas.
La oferta es variada, ya sea para pasar el día o alojarse por la noche, abarcando desde posadas, granjas y estancias hasta hoteles de campo; todas con una atención cordial y personalizada.  En la mayoría de los casos son los mismos propietarios de los establecimientos quienes reciben al viajero.
Estancias existen en todo el campo uruguayo; ubicadas en paisajes tan distintos como la llanura o la sierra. La mayoría de ellas conservan cascos centenarios de la época colonial, que han sido reciclados respetando la arquitectura original. Capillas, brocales, construcciones de piedra muchas veces, guardan la fisonomía de los viejos tiempos y la combinan con el máximo confort actual.

Turismo rural significa participar en las tareas del campo y revivir tradiciones que vienen desde épocas lejanas y se expresan en el trabajo, la gastronomía y el folklore rural. Cabalgar, practicar deportes y compartir la buena mesa, donde no faltará la carne de vacuno o cordero, ñandú, nutria y carpincho, asada o a las brasas, plato fuerte de la gastronomía nacional, así como el pan recién horneado y las ricas frutas y verduras del país.

 

 


 

Figura típica de la campaña, el gaucho está asociado al mismo nacimiento del país. Su valor y sentido de libertad fueron determinantes en la lucha por la independencia. Arriando el ganado o la tropa, nadie ha podido superarlo nunca en los trabajos camperos. Por toda pertenencia cuenta con su caballo y su guitarra. En las largas noches, en torno del fogón, despiertan su humor y su melancolía, contradictorias prendas que adornan su carácter y que el folklore ha recogido en incontables coplas y tonadas.

Compañero inseparable del gaucho, el MATE es una antigua bebida de origen guaraní. Básicamente consiste en una infusión de hojas del árbol de la yerba mate, que se sorbe a través de una bombilla de metal. El propio 'mate' es un cuenco hecho de calabaza seca, aunque los hay de plata y aún de oro, como así también las bombillas. Puede tomarse dulce o amargo; en solitario o en rueda, pasando el recipiente de mano en mano. Uruguay tiene el consumo per capita más alto del mundo de esta bebida que, seguramente, el visitante habrá de probar durante su estadía.

 

 

 



La actividad por excelencia en una estancia es la cabalgata. Es impensable pasar unos días en el campo uruguayo sin tentar el galope en alguno de los magníficos caballos criollos del país. La cría de ganado de carne, la siembra o la cosecha, la yerra o la esquila, y por supuesto el ordeñe, son actividades comunes para ver o participar, según la habilidad del huésped. Otra actividad excitante es la doma de potros, que el gaucho realiza con particular maestría. Para los más tranquilos, vale la simple caminata a campo traviesa o por el monte, y el paseo en carro o en “volanta”. Como siempre hay un arroyo o una laguna cerca, la pesca, la natación y los deportes náuticos también son muy habituales. Las estancias son disfrutables durante todo el año. En invierno, sus grandes chimeneas logran un ambiente acogedor para la lectura y los juegos de salón; en verano, la sombra fresca de sus porches y galerías permite disfrutar del descanso en las horas de sol abrasador. Uruguay es un país altamente electrificado y con excelentes condiciones sanitarias. Su gente es pacífica y amigable, por lo cual la comodidad y la buena compañía están garantizadas.

 

Recomendamos hacer sus reservas con tiempo y proveerse de un buen mapa de ruta